Opiniones de los lectores

9 comentarios:

  1. Como alguien dijo una vez: "Si encuentras quien te escuche en este mundo de locos, tendrás mucho ganado en tu devenir por la vida".

    Bueno, vale, lo dije yo, pero es que es cierto. Cuando das una opinión a alguien, en algo tan importante y personal como una novela, y ves que la ha tenido en cuenta oye, pues es una satisfacción. Más en un caso como este, en el que nos encontramos con una historia que es casi más un puzle autodidacta que un libro como tal. En el que todo está completo, redondo, sí, pero a la vez se abre para permitir la inclusión de cualquier pensamiento alternativo, opinión (tanto en sintonía como contraria a cualquiera de los personajes y/o vicisitudes de sus peripecias por las páginas), e incluso hasta nuevos capítulos y/o personajes con sus particulares puntos de vista.

    Sí, yo soy ese por el que en parte han aparecido esas líneas de Míster Armandek. Cuando el autor y yo tuvimos ese intercambio de palabras, yo estaba pensando quizá en algo más complejo, más intrincado, que hiciera honor a la magnífica tela de araña en la que se va convirtiendo la novela según avanza (o retrocede, vamos) Porque de eso de que cada uno puede dejar el libro en el capítulo que quiera, me río yo… ¿Cómo vas a parar de leer, con lo bueno que es?

    También es cierto que a mi persona, y es algo específicamente de gusto personal (ni por asomo algo que se asemeje a un defecto de la novela), el capítulo número cuatro no le terminó de convencer, pero es, repito, una cuestión puramente personal, en la que seguramente no tenga razón ninguna… A mí me distrae un poco de la historia principal, y expone unos hechos que en la mente del lector que yo imagino similar a mí mismo (error) ya están bastante claros, se sospechan, y conocer los detalles últimos no se me hace tan, tan necesario. Bien es cierto que, después, esto fue justamente lo que dio a mi cerebro la chispa de necesidad de saber qué fue lo que pasó con la figura paterna, y quizá sólo por eso el capítulo ya esté plenamente justificado. Pero todo, como ya he reiterado, es algo tan personal como cada esquina en esa estudiada Matrioska.

    Como decía, en mi caso hubiera introducido una pequeña muñequita más al final, quizá como una especie de “huevo de Pascua” para aquellos lectores que hubiesen llegado al final de la novela, un capítulo en el que se desvelase que, dentro de todo el puzle, nuestro ya conocido asesino descubriese que, sin saberlo (tal vez ninguno de los dos), Harold había estado trabajando para su propio padre dentro del entramado mafioso al que la vida le abocó (o no, ¿verdad, Julián? ¿Fue una sucesión de acontecimientos aleatorios, dirigidos, u otra cosa, quizá…?)

    En fin, que como no podría ser de otro modo, por mi parte felicito al autor una vez más por conseguir que una novela me sorprenda y, lo que a lo mejor es más importante y uno de los objetivos últimos para los que fue concebida, que me dé ganas de pensar al terminar su lectura, haciendo que trascienda más allá de las propias páginas impresas.

    Resumiendo, en mi opinión una novela maravillosa, un diez en toda regla. Espero y ruego encarecidamente porque estos personajes (o el mundo que han creado) llenen en el futuro más páginas de algún otro escrito, para nuestra solaz y esparcimiento espiritual.

    De un “lector constante”, como los de Stephen King:
    David Sánchez Muriel.

    P.D.: ¿Cuánto falta para la siguiente?

    ResponderEliminar
  2. ¡Vaya comentario! En sí mismo es todo un ensayo. Gracias David por haberte tomado la molestia de proponerme mejoras en la novela y por los ánimos que me das para continuar con esta gratificante afición.

    ResponderEliminar
  3. He pasado muy buenos ratos leyendo tu novela. Sería un buen guion de cine negro. Ánimo y he intenta ser lo más libre posible.

    ResponderEliminar
  4. Como te comenté me gustó mucho el diálogo entre los personajes, para mi muy cinematográfico... Soy mal lector(muy lento) y tu novela la leí en pocos días, me mantuvo el interés hasta el final... El tema de la libertad es un clásico en filosofía desde hace siglos, quizás las teorías del caos aplicadas al cerebro humano como un sistema ultra complejo pudieran dar luz sobre este gran debate, sobre todo en lo concerniente a la creatividad científica y artística, no se...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tu comentario, Enrique. En ningún momento pensé en escribir una novela con posibilidades cinematográficas, más allá de que cuando uno va a escribir un pasaje trata de visualizar la escena. Me alegra que te gustasen los diálogos.

      Eliminar
  5. Al terminar de leer el libro de Julián Salas se aprecia cómo se consigue lo más difícil en la narración de una historia: enganchar al lector en unas pocas páginas, mantener su interés conforme avanza el relato y sorprender en el desenlace. El estilo de novela negra debe tener esos ingredientes, pero no por ello es sencillo y, como es el caso, sin acudir a narraciones escabrosos ni muy largas.
    El estilo es fresco, fácilmente de seguir incluso por lectores no habituales, pero esto es solo aparente, porque la redacción está bien cuidada y equilibrada.
    Conforme se avanza en la lectura, se van conociendo detalles de una historia en apariencia anodina, que va sorprendiendo al lector hasta el final.
    En definitiva, una novela bien trabajada, fácil de seguir, para todos los lectores y que deja un buen sabor de boca. Muy recomendable para todos.
    Pedro.

    ResponderEliminar
  6. Gracias Pedro por un comentario tan generoso. Poco puedo añadir salvo desear que ese enganche que tu sentiste al leer la novela, también lo sientan futuros lectores que se sientan atraídos a su lectura gracias a tu comentario.

    ResponderEliminar
  7. Alvaro García Juliá14 de septiembre de 2017, 2:19

    Muy entretenido tu nuevo libro “Las Razones del Diablo”. Me lo leí del tirón. De lectura agradable y muy bien escrito, engancha. Observo que vas madurando en tu faceta como escritor. La idea es muy buena y la ejecución mejor, sin olvidar la muy interesante puesta en escena de ir, en realidad falsamente, de atrás a delante. El trasfondo psicológico conseguidísimo, aunque yo no me atrevería ir mas allá, por lo que el salto a la filosofía que haces al final lo es al vacío, en mi opinión.

    Personalmente habría puesto el punto final en la página 109 pues, a mi juicio, el apartado “Turno del lector” no aporta nada. Resulta ser la conclusión que tiene el autor de su propio libro, lo que le quita misterio y frescura al mismo. Lo más probable es que quien lea la novela llegue a lo mismo, o no, y ahí está la gracia. Un libro es del autor mientras lo escribe y del lector cuando lo lee, tiene su propia vida y hay que dejarle volar. Este apartado resulta ser la explicación del chiste, que nadie ha pedido. Pienso que hubiera sido mejor que el lector se hiciese sus propias preguntas y sacase sus propias conclusiones. El apartado resulta ser así la opinión de un lector más, muy cualificada, pero nada más.

    El apartado “La libertad y el hombre” a mi juicio es un opúsculo filosófico fuera de lugar, que se salva y equilibra con la posdata. Digo fuera de lugar no porque me parezca impertinente o mal planteado, sino porque no me parece que sea su sitio. Como sabes, el planteamiento determinista que defiendes ha hecho correr ríos de tinta y tiene mucho más que ver con la psicología, biología o física que con la filosofía propiamente dicha. Los matices son importantes y en el tema del libre albedrío más.
    Creo que la disquisición filosófica ha de estar implícita a lo largo de la novela, y en este sentido era un maestro Dostoievsky por no hablar del propio Cervantes, pues el explicar el punto de vista filosófico del autor al final, resulta muy académico e incluso pedante (con perdón). La historia es estupenda y muy bien contada, lo demás le sobra. Es como ligarse a una chica estupenda y después de todo el esfuerzo de llevarla al cine, cenar en un restaurante romántico, comerle el oído con bonitas historias, a la hora de la despedida y recibir el merecido beso, inocentemente se te cae un pedo.

    Lo que marca la diferencia es si se piensa en un sentido trascendente de la vida o no. Si es que no, se negará esa visión, considerada como una gran mentira que impide ver la realidad (Schopenhauer y Nietzsche). Pero también se puede aceptar la visión trascendente de la vida y afirmar la superioridad de la fe sobre la razón y el carácter único e irrepetible de la persona humana (Soren Kierkegaard). Es evidente cuál es tu preferencia y cuál la mia. Me resulta grato y emocionante que sea así y que podamos compartir puntos de vista.

    Esto lo he escrito del tirón, como leí el libro, y me ha resultado un poco duro pero no lo voy a cambiar, pues sé que, por encima de todo, te gusta la sinceridad, y lo he escrito con todo el cariño de un amigo leal. Espero no correr la misma suerte que Salvatore.

    Con inmenso afecto.

    Álvaro.

    ResponderEliminar
  8. Gracias Álvaro por toda una crítica literaria y filosófica de altura como la que has hecho, Directa y sincera. En efecto (y gracias por el afecto), no hace falta que cambies nada. Es muy enrquicedor un punto de vista tan distinto y sin embargo que no nos separa en nada, todo lo contrario, eso me une más a ti.

    ResponderEliminar